Ojo seco

La Enfermedad de Ojo Seco (EOS) afecta a millones de personas en el mundo y genera un gran impacto en la calidad de vida.


 ¿Qué es la EOS? 

Se trata de un grupo de trastornos en la película lagrimal (fina capa líquida que cubre y protege al ojo) que tienen en común la menor producción o inestabilidad de las lágrimas.


¿Cuáles son sus síntomas?

La enfermedad del ojo seco produce una inflamación de la superficie ocular, molestias, dolor, sensación de cuerpo extraño, ardor y fluctuación visual. Por eso puede limitar algunas actividades diarias como leer, conducir, usar la computadora o mirar televisión.

Muchos pacientes, además, presentan problemas para dormir o cuadros depresivos. Cabe destacar que los síntomas y signos (lo que puede ver el médico) se incrementan con la edad.


¿Todos los ojos secos son iguales?

Se puede hablar de 2 grandes grupos, los pacientes que presentan una reducción de la cantidad de lágrima (ojo seco acuodeficiente), y los pacientes que tienen alterada la calidad de la lágrima, lo que genera una mayor y más rápida evaporación (ojo seco evaporativo).  Por eso, se produce una lágrima con mayor concentración de sales de lo normal (hiperosmolaridad).

Las causas de ojo seco evaporativo se relacionan principalmente con los párpados, donde la Disfunción de Glándulas de Meibomio (DGM) suele ser la más importante y la más frecuente, pero no la única.

Foto 1: Disfunción de Glándulas de Meibomio: A la derecha se observa una forma leve. A la izquierda un caso moderado. 

Foto 2: La DGM puede presentar dos formas, una hiposecretora donde el párpado parece clínicamente normal, o hipersecretora, donde se puede observan la espuma característica. 

 

Fuente: archivo Dra. Cecilia Marin.

Por otro lado, es muy frecuente encontrar ambos tipos de ojo seco en un mismo paciente (ojo seco mixto).


¿Cómo se diagnostica?

Para el diagnóstico de ojo seco se evalúan los síntomas del paciente en el consultorio a través de un cuestionario y los signos con algunos métodos no invasivos, como la osmolaridad de la lágrima. Luego, se define qué tipo de ojo seco predomina y su severidad. Para eso existen estudios de las glándulas de meibomio (ej. meibografía) y del volumen lagrimal (menisco lagrimal y Test de Schirmer).

El estudio de la EOS, puede ser un desafío, debido a sus múltiples causas y consecuencias. Es clave para determinar cuál va a ser el tratamiento que permita recuperar la salud de la superficie ocular y del equilibrio de la película lagrimal. 

Foto 3: Evaluación oftalmológica. 

Fuente: archivo Dra. Cecilia Marini.



¿Cuáles son los factores de riesgo? 

El porcentaje de ojo seco es mayor en las mujeres, aunque esta diferencia sólo es significativa en pacientes con mayor edad. También afecta más en la adolescencia o durante la menopausia.

Los factores de riesgo son los siguientes: pacientes con más de 50 años, algunas enfermedades autoinmunes (por ejemplo, el síndrome de Sjögren), la disfunción de Glándulas de Meibomio, el déficit de andrógenos, el uso de computadoras y lentes de contacto, el tratamiento con quimioterapia o radioterapia, determinadas condiciones ambientales (como la contaminación, la baja humedad y el síndrome del edificio enfermo), déficit vitamínico en la alimentación, antecedente de cirugías oculares y el uso de medicación (por ejemplo, antihistaminas, antidepresivos, ansiolíticos e isotretinoína).


¿Cómo se trata?

La enfermedad del ojo seco es crónica, es decir, que no se cura, pero puede mejorarse e incluso tener períodos totalmente asintomáticos. Las terapias suelen ser prolongadas. Muchas veces, esto implica avances y retrocesos temporales.

El tratamiento puede resumirse en: educar al paciente, modificar el ambiente y alimentación, lubricar (procedimientos que ayuda a retener o mejorar la calidad de la lágrima), reducir la inflamación (cuidados palpebrales y medicación antinflamatoria) y aprender a manejar posibles complicaciones.

En casos de disfunción de Glándulas de Meibomio significativa, se realizan tratamientos termofísicos ambulatorios para mejorar la función de las glándulas y así la calidad de la lágrima. En cuadros severos, puede requerirse el uso de lentes de contacto terapéuticas o procedimientos quirúrgicos (oclusión permanente de puntos lagrimales, colocación de membranas amnióticas, tarsorrafia, entre otros).

Existen recomendaciones basadas en la evidencia que nos permiten un manejo de todos estos recursos de manera escalonada, según el grado de severidad, hasta lograr un tratamiento adecuado. Y a pesar de que algunos tratamientos son específicos, la realidad es que suele seguir siendo un arte y requiere de una adaptación a cada paciente.


 Bibliografía:

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-Stapleton F, Alves M, Bunya VY, Jalbert I, Lekhanont K, Malet F, et al. TFOS DEWS II epidemiology report. Ocul Surf 2017;15:334e65

-Bron AJ, dePaiva CS, Chauhan SK, Bonini S, Gabison EE, Jain S, et al. TFOS DEWS II pathophysiology report. Ocul Surf 2017;15:438e510.

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-Jones L, Downie LE, Korb D, Benitez-del-Castillo JM, Dana R, Deng SX, et al. TFOS DEWS II management and therapy report. Ocul Surf 2017;15:575e628.

-Dry Eye Syndrome. Preferred Practice Pattern. 2018. Academia Americana Oftalmología. ISSN 0161-6420/18.


Autora de este texto

Dra. Cecilia Marini

 

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