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Estructura básica para la presentación de un caso clínico

Todo médico, si lo desea, puede aportar a la comunidad científica haciendo el ejercicio de redactar un artículo en la modalidad de “reporte de caso”. A continuación comparto sintéticamente la organización básica con que debe contar un estudio para ser divulgado en el formato de caso clínico.

1. Título. Debe ser corto y atractivo, anticipar el tema.

2. Autores. Respecto a la cantidad de autores, hasta tres es lo usualmente aceptado, pero muchas revistas aceptan hasta seis. Si desean incluir más, deberán enviar una nota justificando el motivo por el cuál necesitaron más personas en el rol de autores. No confundir  quienes deben ir en el apartado de “autores” y quienes deben ir en el apartado de “agradecimientos”. Por ejemplo: un médico que le prestó un soporte para tomar fotos digitales, no es coautor, va en “agradecimientos”. Dicho de otra forma, los autores deben haber realizado un aporte intelectual, constructivo para su caso. Se entiende que los autores no realizan las mismas tareas, pero el rol de autor hay que ganárselo con trabajo y aportes.

3. Filiación. Hace referencia al lugar de vinculación de los autores. Si bien en algunas revistas científicas se solicita el grado académico, en ninguna se pide indicar el cargo (profesor, jefe, residente, etc.). Generalmente se aceptan hasta dos filiaciones por autor. Si alguno tiene más de dos lugares de filiación (por ejemplo, un hospital y un centro privado) se debe colocar en primer lugar la filiación que el autor considere de mayor relevancia para el trabajo que presenta.

4. Autor responsable. Si bien todos los coautores se hacen corresponsables tanto de los éxitos como de los fracasos, la interacción del comité editorial se hará siempre solo con el autor responsable (que es quien representa al resto). A su vez, se solicita al menos un correo electrónico y, frecuentemente, también dirección y teléfono de contacto para que aquellos lectores que lo deseen puedan expresar sus comentarios  al autor responsable.

5. Resumen. Generalmente es de 150 palabras, aunque lo máximo en algunas revistas (como en la OCE) es de 250 palabras, estructurado en los siguientes apartados.

5.a- Objetivo. Muy breve, “presentación de caso clínico de…” tal tema, pero buscando de entrada expresar qué es lo interesante, original y particular del tema.

5.b- Caso clínico. Describir los aspectos principales, nada más.

5.c- Conclusión. Dar el concepto primordial que debe llevarse el lector, en relación directa al caso que se presenta.

6. Palabras clave. Al menos tres palabras o frases que permitan indexar el trabajo y facilitar su posicionamiento en futuras búsquedas electrónicas.

7. Manuscrito. Es el texto completo del trabajo. Generalmente, la extensión total, que va desde la introducción hasta el final de la discusión/conclusión, debe ser de 1500 a 2000 palabras. Debe estructurarse específicamente de tres apartados: introducción, caso clínico y discusión. Esta última debe finalizar con una conclusión explícita que, en ocasiones, se solicita se exprese como un nuevo apartado). También hay que agregar: listado de referencias, agradecimientos y leyendas. A continuación se describirán los aspectos mínimos y fundamentales de cada uno.

7.a- Introducción. Contar brevemente los antecedentes del tema. Debe justificar por qué se va a contar este caso, o sea, qué tiene de particular/original. Plantear el objetivo, que es presentar un caso de… Hacerlo en no más de 3 a 4 párrafos. Debe ser breve y concreta (más adelante, tendrá lugar para “Discutir” su caso).

7.b- Caso clínico. Describir al máximo, sobre todo en el primer borrador que escriban y que luego podrán ir puliendo y depurando.

Estos detalles son los que siempre deben estar puesto que ayudarán a “condimentar” correctamente el manuscrito. Luego, su “mano” será la que lo haga más o menos rico e interesante:

-Género, edad, cómo se presentó el caso, contar los síntomas y describir los signos. Expresar también donde sucedió (Clínica de Ojos “X”, de la ciudad “tal”, de “tal” país).

-Explicar qué se midió inicialmente, qué se interpretó, cómo se estudió, qué actitud terapéutica se tomó y cómo evolucionó el caso, en cuánto tiempo posteriormente. Es importante dar un marco temporal, “desde cuando hasta cuando”, o sea, describir un tiempo de seguimiento.

7.c- Discusión. Se debe discutir sobre el caso presentado directamente. La discusión no es un repaso de la bibliografía, sino que es el momento y lugar donde los autores planean lo llamativo o curioso de su caso y lo comparan con lo que otros autores han publicado al respecto. También, es donde los autores pueden “opinar” sobre su caso. Por ejemplo, si el tratamiento que hicieron fue el más adecuado o no. En este ítem también podrán resaltar lo más original del trabajo (será su fortaleza), contrastarlo contra lo que hay en la literatura y expresar que le faltó a su caso, como por ejemplo una prueba más para poder establecer un diagnóstico de certeza (lo que será una potencial debilidad). Tras expresar las debilidades del presente trabajo, es de buena práctica que los autores expresen también cómo se podrían mejorar. Es una forma de ayudar a otros colegas, como diciéndoles: si ven un caso como este, y hacen esto, no se olviden que deberían hacer esto, para que no les pase como a nosotros que nos ha faltado esto.

Para realizar una discusión enriquecedora es fundamental que seleccione las referencias adecuadas y aprender a citar correctamente (algo que en general cuesta y requiere práctica).

7.d- Conclusión. Puede estar al final dentro del apartado Discusión, en un último párrafo que diga directamente “En conclusión...”. O directamente en un nuevo apartado llamado “Conclusiones”.  Pero siempre debe haber un cierre ya que es el momento donde los autores expresan que dejó el caso expuesto. Es la recapitulación que los autores han elaborado tras haber presentado y posteriormente discutido el caso. Es el mensaje final que van a dejar a sus colegas.

La conclusión debe ser rotunda y contundente, y estar en directa relación con el objetivo planteado. Se transforma en la “moraleja” que se llevará quien lo lea; lo que los autores aportan a la comunidad científica.

7.e- Referencias. La “Bibliografía” es todo lo que el autor leyó en relación al caso.  En tanto las referencias son los trabajos seleccionados entre toda esa bibliografía leída. Bibliografía y referencias no son lo mismo.  Las referencias son esas lecturas que el autor señalará como prioritarias a los lectores colegas que desean profundizar sobre el tema.
Es de buena práctica elegir las referencias más actuales, salvo que deseen dar un matiz histórico al inicio o comentar los primeros casos publicados. A medida que se va escribiendo, se deben ir “citando” las referencias correspondientes, numerándolas como corresponda, colocando ese número entre paréntesis, corchetes o directamente como superíndice al terminar la oración o donde está el dato concreto que quiere citar.

Puntualmente, para los casos postulados para la revista OCE, solicitamos que sean superíndices.

7.f- Agradecimientos. Este apartado es importante. Se agradece a quien no cumple rol de autor, pero contribuyó para que el trabajo sea realizado. Por ejemplo, a “fulanito de tal” que nos ayudó con el diseño de las fotos. O a “tal” que nos ayudó a realizar un resumen en inglés.

7.g- Leyendas. Poner el título de las figuras que presenten. Por ejemplo: Figura 1. Fotografía de segmento anterior donde se observa los nódulos de Trantas…. Al redactar el caso es importante poner en el texto contenido alusivo a las leyendas para orientar al lector a ver la figura. Por ejemplo, “en la exploración biomicroscópica, se observaron nódulos de trantas (figura 1)”.

Finalmente, escribir un artículo científico sobre un caso clínico es un ejercicio práctico de gran utilidad en cualquier etapa de la carrera de un médico, sea en la residencia o para un médico de amplia y larga trayectoria. No es algo simple, pero es algo que puede hacer cualquier médico que lo desee y que podría ser un gran aporte a la comunidad científica: siempre puede haber algo nuevo que contar.

Al escribir un caso clínico se aprende a realizar búsquedas bibliográficas. Se revisa también lo que uno ha hecho y nos ayuda a verificar y reflexionar sobre nuestros actos médicos. Nos permite revalorizarnos y mejorar. Y siempre resulta gratificante para los pacientes saber que sus médicos se interesan y que estudian su caso en particular. Les recomiendo ver más detalles en este sitio web, acerca de las características del reporte de casos clínicos: https://www.care-statement.org/

Por último, si se han entusiasmado, sepan que en la revista OCE como parte de nuestros servicios diferenciales ofrecemos orientarlos y guiarlos paso a paso para que puedan transformar ese caso clínico “raro” comentado en el café, en un artículo científico.

Dr. Rodrigo M. Torres
Editor en Jefe de la revista Oftalmología Clínica y Experimental  (OCE)
www.revistaoce.com

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