Historia del Consejo Argentino de Oftalmología

A principios de 1961, el Dr. Baudilio Courtis asumió como presidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología. Durante el acto de asunción, pronunció un discurso que atravesó todos los momentos esperables en una exposición de ese estilo: hizo un breve resumen del estado de la Oftalmología, adelantó algunas medidas que impulsaría en la institución y realizó un llamado a la unidad. Nada salió del cauce de lo normal, excepto cuando afirmó que planeaba crear un “Consejo Federal de Oftalmología que tendrá a su cargo la solución de problemas que atañen a todo el país".

Unos meses después, el 28 de octubre de 1961, se concretó el primer paso firme en la creación del futuro Consejo Argentino de Oftalmología: médicos de todo el país se reunieron en la sesión de clausura del VII Congreso Argentino de Oftalmología, que se desarrollaba en la ciudad de Rosario, Santa Fe, y discutieron los pormenores del proyecto de. Dr. Courtis. Allí se acordó encomendar a la Sociedad de Oftalmología del Litoral la organización de una futura asamblea constituyente. Unos meses después, luego de un trabajo pormenorizado sobre el proyecto de Estatuto que había redactado Courtis, se notificó de la reunión a todas las sociedades y cátedras de oftalmología argentinas.

El 19 de mayo de 1962, una treintena de médicos se reunió en el Círculo Médico de la ciudad de Rosario para discutir, corregir y votar cada capítulo del Estatuto de la nueva institución. Los ejes del texto se concentraban en acreditar la idoneidad del oftalmólogo para ejercer la actividad en el país, cooperar con la prevención de la ceguera, redactar un código de ética y luchar contra el ejercicio ilegal de la profesión.

Finalmente, varios de los presentes propusieron a distintos médicos para ocupar la presidencia del Consejo. Se decidió por votación que el Dr. Courtis ocuparía dicho puesto, quien designó a su vez a los Dres. Paulina Satanowsky de Neuman, Edgardo Manzitti y Julio Arouh como vicepresidenta, secretario y tesorero, respectivamente. Así, se fundó aquel día la primera institución federal de la oftalmología argentina.

Los años difíciles

Las primeras dos décadas de la institución estuvieron marcadas por el constante vaivén de sus propuestas. Una de las reglas no escritas del Consejo –la más federal de entre todas sus prácticas- atentó contra el funcionamiento aceitado de su estructura: aquella que establecía que su sede física debía desplazarse en función del lugar de residencia de quien fuera presidente. Entre 1962 y 1980, la sede del Consejo se repartió entre Buenos Aires (cuatro períodos presidenciales), Rosario (dos períodos), Tucumán (dos períodos) y Mendoza (un período). En el plano ideal, la alternancia de sedes acercaba a la institución a la realidad de las provincias, pero en la práctica, obligaba a una mudanza cíclica de los libros de actas, la documentación de apoyo, etc. El aprendizaje de la dinámica del trabajo administrativo, que brinda soporte a toda actividad institucional, sufría reveses cada dos años. Así lo reconoció el Dr. Carlos H. Gordillo -presidente del Consejo entre 1977 y 1980- en un discurso que pronunció en el año 1979. Allí hizo un llamado a reconocer “la imperiosa necesidad de centralizar la información y diagramar la actividad científico oftalmológica del país”, junto con la necesidad de que el Consejo dispusiese de un curso anual propio. No estaba al alcance de la institución la posibilidad de alterar el intenso centralismo que rige en nuestro país desde su conformación como Estado nacional.

En 1982, bajo la presidencia del Dr. Alberto O. Ciancia, una asamblea extraordinaria aprobó que se fije la sede administrativa del Consejo en la ciudad de Buenos Aires.

La educación médica constante

Bajo impulso del Dr. Ciancia, y con el aporte constante de su vicepresidente, Dr. Alberto Pianciola, la institución comenzó a enviar las recordadas “hojas de actualización médica”. Se trataba de unas hojas mecanografiadas y fotocopiadas que incluían material de actualización en oftalmología que se distribuían en todo el país con el afán de elevar el nivel científico general de los colegas. Por primera vez, la propuesta de una instituciín oftalmológica se integró al día a día de sus asociados, de forma extensiva.

La segunda mitad de la década estuvo marcada por la impronta del Dr. Arturo A. Alezzandrini, quien presidió la institución durante cuatro períodos (1975-76 y 1985-1991; renunció un año antes de culminar su último período por cuestiones personales). En su presidencia, se creó la revista Médico Oftalmólogo (1987, nacida bajo el nombre CAO Noticias) y se comenzó a planear un curso a distancia, de la mano del secretario Lemuel Nazar.

Hacia fines de la década de 1980, se produjo en Argentina una explosión de la demanda de educación en oftalmología. En respuesta a esta necesidad, y bajo la presidencia del Dr. Germán Rillo Cabanne, nació en 1992 la Maestría a Distancia en Oftalmología, una tarea titánica que contó con la dirección del Dr. Jorge A. Lynch y que significó un salto enorme de calidad en la propuesta general del Consejo.

En 1997, el Consejo recuperó una de las luchas que le habían dado origen. Bajo la presidencia del Dr. Elio Dilascio, el vicepresidente Dr. Ricardo Dodds propuso la creación de la Campaña Nacional de Detección del Glaucoma. En dicho acto, el Consejo inició la época más productiva y diversificada de su historia.

La era moderna del Consejo

Un año después de haber impulsado la campaña de glaucoma, el Dr. Dodds asumió la presidencia de la institución. Desde ese espacio, creó la Campaña Nacional de Prevención de la Ceguera por Diabetes en 1998 y comenzó a definir líneas de trabajo que se mantendrían hasta nuestros días. Su gestión se asentó en cuatro pilares: propuesta educativa de calidad, lucha contra el ejercicio ilegal de la profesión, actividad gremial y aporte a la sociedad. En sus cuatro años de trabajo, logró una mayor cohesión de la oftalmología nacional gracias a su mensaje constante de unidad. 

En medio del notable crecimiento que estaba viviendo la institución, se desató la crisis de diciembre de 2001, que instaló un signo de pregunta en la vida del Consejo. Sin embargo, nada detuvo su camino. En 2002, bajo el primero de los dos períodos presidenciales del Dr. Julio Manzitti (2002 a 2005), el Consejo se mudó hacia un local ubicado en el sexto piso de la calle Tte. Gral. Perón 725, ciudad de Buenos Aires. Allí se ubicó también la Biblioteca del Consejo Argentino de Oftalmología, que gracias a varias donaciones recibidas en aquella época se transformó en la más grande de toda América latina en este campo. Mientras la Maestría seguía siendo el caballito de batalla del Consejo, se sumaron nuevos proyectos:  el asesoramiento médico legal, una actividad gremial más intensa y un refinamiento de la propuesta educativa.

Una de las luchas que más decididamente llevó adelante el Dr. Manzitti fue la lucha contra la invasión de supuestos médicos cubanos y venezolanos que atendían a pacientes argentinos sin que la validez de su título estuviera certificada por organismos nacionales. Estuvo secundado en esta pelea por el Dr. Ernesto Ferrer, quien se hizo cargo de la institución en 2006 y permaneció en su cargo hasta 2013.

En 2007, el Consejo tomó una de las decisiones más audaces de su historia: propuso la creación de un congreso propio, las Jornadas Nacionales de Oftalmología (hoy, Jornadas Argentinas de Oftalmología CAO). El encuentro fue un éxito desde su primera edición, celebrada en mayo del año siguiente.

En paralelo, por decisión del Dr. Ferrer, el Dr. J. Oscar Croxatto comenzó a compilar trabajos científicos de colegas argentinos con el objetivo de lanzar la primera revista científica del Consejo. A mediados de 2007, se distribuyó el primer número de Oftalmología Clínica y Experimental (OCE).

También en 2007, comenzó una nueva propuesta de formación científica: los ciclos de telemedicina por videoconferencia. La tradicional Teleconferencia CAO-Hospital Garrahan, dirigida por el Dr. Julio Manzitti, fue una de las primeras actividades que ofreció contenidos científicos a oftalmólogos de todo el país en simultáneo y sin exigir que se desplacen de sus provincias de origen. La expansión de Internet permitiría ampliar este tipo de actividades en el futuro.

A fines de 2007, la institución concretó la compra de su primera sede propia, ubicada en el segundo piso de la calle Tte. Gral. Perón 1479, en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires.

Tras 45 años de existencia, y gracias al trabajo incansable de centenares de colegas, se logró el sueño del techo propio.

Solidez científica y nueva casa propia

Lentamente, el Consejo se convirtió en productor de ciencia de alta calidad para toda la región. Además de las Jornadas CAO, que avanzaban a pasos firmes, la institución comenzó a ofrecer cursos online mediante su nueva Plataforma de Elearning. A través de ella, colegas de todas las provincias argentinas y de varios países extranjeros accedieron a cursos de actualización profesional desde sus casas y en horarios que les resultaban convenientes.

Hacia fines de 2010, tras varios años de buenas gestiones, y con el apoyo económico obtenido por la organización de las Jornadas CAO, se adquirió un local cuatro veces más grande que el anterior, ubicado en la planta baja, subsuelo y parte del primer piso del mismo edificio donde se encontraba ubicada la primera sede propia. Los directivos planearon construir oficinas, biblioteca y auditorios en sus más de 800 m2. La ejecución del proyecto completo tardaría poco más de 3 años.

En 2011, se decidió reeditar el tradicional Curso del Cono Sur, un curso intensivo de 5 semanas de duración que la institución organizó de manera conjunta con la Asociación Panamericana de Oftalmología entre 1984 y 2001. Bajo la dirección del Dr. Mario Saravia, entre 30 y 40 médicos de 32 a 35 años de edad, aproximadamente, y provenientes de toda Latinoamérica, comenzaron a recibir formación científica de alta calidad en Buenos Aires, gracias al valioso aporte de 200 disertantes de todo el continente.

Además, comenzaron a gestarse nuevos servicios y beneficios para los asociados: convenios con empresas de servicios, agilización de los trámites de certificación y validación del título de especialista, seguros de praxis médica, asistencia médico-legal especializada en oftalmología, servicios de información online, becas, premios y mucho más.

Coronó este crecimiento vertiginoso la organización del XXIX Congreso Panamericano de Oftalmología, a mediados de 2011 -el tercero en realizarse en nuestras tierras-, que congregó a más de 5000 oftalmólogos.

El Consejo alcanzó, definitivamente, su madurez como institución.

El Consejo, hoy

El jueves 15 de mayo de 2014, en el contexto de una nueva edición de las Jornadas CAO, se inauguraron las reformas definitivas de sede, que incluyeron la construcción de dos auditorios para 100 y 50 personas. 

Hoy en día, el Consejo cuenta con más de 800 m2 dedicados exclusivamente a la oftalmología. El establecimiento cuenta con oficinas, salas de reunión, biblioteca y dos modernos auditorios desde donde se puede transmitir cursos y simposios de manera online a todo el mundo.

Nuevos proyectos nacieron gracias a la construcción de estos auditorios: los Ateneos Mensuales CAO y los Cursos CAO Presenciales y en Vivo, creados en el ámbito de la comisión de Docencia e Investigación, dirigida por el Dr. Julio Manzitti. Semana tras semana, la sede comenzó a poblarse de colegas que asistían para participar de la propuesta científica, mientras muchos más presenciaban las charlas desde sus casas, gracias a la transmisión en vivo.

En paralelo, la oferta de cursos de la Plataforma de Elearning creció notablemente; la revista OCE, hoy dirigida por el Dr. Rodrigo Torres, continúa difundiendo lo mejor de la producción científica argentina; la biblioteca extendió su servicio de consultas bibliográficas a toda la región, gracias a su servicio online; y la institución alcanzó la cantidad de 2850 socios.

La presidencia del Consejo está a cargo del Dr. Pablo Daponte, uno de los profesionales que más años ha trabajado para la institución. Integró todas las comisiones directivas de la institución desde 1998 hasta hoy (protesorero 1998-1999, tesorero 2000-2011, vicepresidente 2012-2013) y actualmente, forma parte de 2 de las 3 comisiones internas que están dedicadas a la Salud Ocular Comunitaria.

Las Jornadas Argentinas de Oftalmología CAO ya son el congreso más importante de la oftalmología nacional, gracias al trabajo incansable de los Dres. Julio Manzitti y Roberto Ebner (Comité Ejecutivo de Jornadas).

Epílogo

Es imposible hacer justicia con todos los médicos que colaboraron desinteresadamente para que el Consejo llegara hasta el lugar que ocupa hoy. Centenares de ellos han invertido tiempo y energía para que la institución se abra paso entre todos los vaivenes políticos, económicos y administrativos que vivió la Argentina durante estas cinco décadas. Sin embargo, su aporte rindió frutos: hoy puede afirmarse que el Consejo se encuentra vivo y sólido. La casa de los oftalmólogos argentinos, aquella que soñó un grupo de médicos hace más de 50 años, ya es, sin lugar a dudas, el Consejo Argentino de Oftalmología.


Dr. Baudilio Courtis, nuestro fundador

Dr. Baudilio Courtis, nuestro fundadorLas instituciones surgen como respuesta a las necesidades que manifiesta un grupo de personas. En tal sentido, es difícil adjudicar a un solo individuo la autoría de un proyecto institucional. Sin embargo, nadie puede dudar de que sí existió un impulsor de la primera y única institución federal de la oftalmología argentina: el Dr. Baudilio Courtis.

La primera referencia que consta sobre su deseo de crear esta institución pertenece a un discurso que pronunció el 15 de marzo de 1961, día en que asumió la presidencia de la Sociedad Argentina de Oftalmología (SAO). En él afirmó que planeaba crear “un Consejo Federal de Oftalmología” que se encargaría de resolver los “problemas que atañen a todo el país” en lo referente al ejercicio de la profesión, y agregó que había pedido “información a los países que ya lo han organizado”.

Courtis fue uno de los médicos más destacados de su época. Nació en 1901 en Buenos Aires y se graduó como médico en 1925, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Tuvo por maestros a los Dres. Enrique Demaría y Raúl Argañaraz. Fue este último quien lo eligió como su colaborador, asignándole funciones de Jefe de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Oftalmología de la UBA y posteriormente de Jefe de Clínicas. En 1937 accedió por concurso al puesto de Profesor Adjunto. En el año 1943, con la ayuda y los fondos de la Sra. María Adela Ayarragaray de Pereda, fundó el Hospital Oftalmológico “Dr. Pedro Lagleyze”, que dirigió hasta 1947. En 1957 asumió como Profesor Titular de la Cátedra de Oftalmología del Hospital de Clínicas, donde preparó a decenas de médicos durante los diez años que ocupó el cargo. Publicó un libro y decenas de trabajos. Obtuvo el premio Lagleyze, el premio Nocetti-Tiscornia y la Medalla de Oro de la International Agency for the Prevention of Blindness en 1964. Hacia el final de su carrera, fue designado para ocupar el sitial 13 de la Academia Nacional de Medicina, en el año 1972.

Unos meses después de que declarara su intención de crear ese Consejo Federal, se desarrolló la VII Edición del Congreso Argentino de Oftalmología en Rosario. Durante la asamblea de clausura, celebrada el 28 de octubre de 1961, encontró la ocasión de hacer nuevamente público su deseo de impulsar lo que ahora ya nombraba como Consejo Argentino de Oftalmología. La moción contó con muy buena recepción por parte de sus pares. Había en aquel salón representantes de las seis asociaciones oftalmológicas del país y de todas las cátedras de las universidades argentinas. Su idea fue aprobada por unanimidad, según consta en las actas del evento y se dispuso que la Sociedad de Oftalmología del Litoral (SOL) se encargara de organizar la asamblea constitutiva y el desarrollo del estatuto.

Courtis falleció el 19 de mayo de 1977. Como profesional, alcanzó todos los logros que un médico podía esperar. Como persona, se lo recuerda como alguien culto, serio y exigente, en primer lugar consigo mismo; quienes trabajaron con él dicen que era, ante todo, una persona justa. Como oftalmólogo, finalmente, será recordado por ser el responsable de poner el primer ladrillo de lo que varias décadas después se transformaría en la institución más importante de su subespecialidad en Argentina, al nivel de las más grandes del mundo. 

CONSEJO ARGENTINO DE OFTALMOLOGÍA
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Tel. (011) 5199-3372, líneas rotativas.

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