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Oftalmol Clin Exp 2010; 4(1): 39-44
Historia de la Oftalmología
HISTORIA DE LA OFTALMOLOGÍA ARGENTINA
¿Fue el Dr. Squier Littell el primer oftalmólogo que visitó Argentina en 1825?
Ricardo Darío Wainsztein
Resumen
Objetivo: Constatar la veracidad de la visita del médico norteamericano Dr. Squier Littell a Buenos Aires en 1825, de quien se ha dicho
que fue el primer oftalmólogo extranjero que visitó la Argentina, e investigar sobre su ejercicio profesional en nuestra ciudad. Aclarar
las incumbencias de las instituciones que regían el ejercicio de la medicina en esa época en relación con sus biografías.
Métodos: Revisión de bibliografía histórica argentina (libros, revistas, tesis, folletos) y extranjera (actas y libros) e investigación de
documentos históricos argentinos originales (actas, registros oficiales de los gobiernos nacional, provincial y universitarios) así como
de periódicos de la época.
Resultados: Se constató la llegada del Dr. Squier Littell a Buenos Aires el 22 de agosto de 1825. Se identificaron dos domicilios precisos
en la ciudad a través de los avisos comerciales en diarios promocionando su ejercicio profesional. No fue posible confirmar que haya
revalidado su título de médico, como lo han afirmado sus biógrafos, ante el Tribunal de Medicina de Buenos Aires.
Conclusiones: Se plantea la hipótesis que el Dr. Squier Littell practicó la medicina general, que pudo incluir el tratamiento de enfermedades
oculares, al igual que lo hacían los médicos locales. No se pudo determinar la fecha de su partida.
Palabras clave: Historia, oftalmólogos, Argentina, Buenos Aires, Littell, Squier.
Was Dr. Squier Littell the first ophthalmologist that visited Argentina in 1825?
Abstract
Objectives: To ascertain the visit of the American physician, Dr. Squier Littell Jr, to Buenos Aires in 1825, said to be the first foreign
ophthalmologist that visited Argentina, and to investigate aspects of his professional practice in our city. To clarify the scope of the
government’s institutions that regulated the practice of medicine in that period, in relation with his biographies.
Methods: Thorough review of the argentine historical bibliography (books, journals, thesis, brochures) and foreign materials (transactions,
books and journals), plus an in-depth investigation of original Argentine historical documents (acts, proceedings; official
national, provincial and university documents) as well as newspapers of that period.
Results: The arrival of Dr. Squier Littell in Buenos Aires was verified to have taken place on August 22, 1825. Two of his addresses in Buenos Aires were precisely identified by means of two newspaper commercial ads offering his professional services. It was not possible to confirm that he took the examination before the Medicine Tribunal of Buenos Aires, as biographers have stated, to obtain an official physician’s license.
Conclusions: I propose the hypothesis that Dr. Squier Littell may have practiced general medicine that could have included the treatment of eye diseases in the same way that native physicians did at that time. The date of his departure from Buenos Aires could not be determined.
Keywords: history, ophthalmologist, Argentina, Buenos Aires, Little, Squier.
Recibido: 7 junio 2010
Aceptado: 15 junio 2010
Autor responsable: Ricardo Wainsztein
Instituto de la Visión Marcelo T. de Alvear 2261
Buenos Aires
Tel. 4827-7900
ricwains@gmail.com
Introducción
En enero de 1914 se publicó el primer número del Boletín de la Sociedad de Oftalmología de Buenos Aires1, que incluyó los estatutos y reglamentos de las sesiones ordinarias de la novel sociedad, fundada en 1913 bajo los auspicios del profesor Dr. Pedro Lagleyze, constituida por 29 miembros de la ciudad de Buenos Aires, uno de Rosario y uno de La Paz (Bolivia). En ese número
se expresa que dicho Boletín sería el “libro de actas” donde se publicarían los trabajos originales leídos en las sesiones mensuales. Dichas sesiones tenían lugar en el pabellón Dr. Cleto Aguirre (salas VI y VII) del antiguo Hospital de Clínicas. La publicación se editaría en un sólo volumen que se repartiría una vez al año entre los miembros de la entidad. Cabe destacar que los autores de los cinco primeros trabajos fueron los doctores Pedro Lagleyze (dos trabajos), Otto Wernicke (uno), Adolfo Noceti y Bernado
A. Houssay —futuro premio Nobel, a la sazón profesor de Fisiología de la Facultad de Veterinaria y adscripto de Fisiología de la Facultad de Medicina— (uno) y Lionel Dodds (uno). El Boletín se publicó hasta el año 1919.
En el número de enero de 1917 se rindió homenaje al recientemente fallecido Dr. Lagleyze y se publicó la primera gran reseña de la historia de la oftalmología argentina cuyo autor fue el profesor Dr. Raúl Argañaraz, titulada “Apuntes para la historia de la oftalmología en la República Argentina” 2. Este trabajo ha sido la fuente de referencia fundamental de todos los estudios, tesis y artículos ulteriores en la materia, no sólo para oftalmólogos sino también para historiadores de la medicina argentina en general. El Dr. Argañaraz relata que el trabajo tuvo un doble origen: le fue encomendado por el Dr. Lagleyze tanto para responder a un pedido del Dr. Julius Hirschberg, de Berlín, aportando datos para su colección Geschichte der Augenheilkunde (Historia de la oftalmología) como para ser presentado en el primer Congreso Nacional de Medicina de 1916 —año del primer centenario de la declaración de nuestra Independencia—, ya que el Dr. Lagleyze había sido designado presidente de la sección Oftalmología de dicho cónclave científico.
El Dr. Argañaraz expresó que su trabajo era el punto de partida de una obra que sería complementada en el futuro por otros investigadores. Dicha historia está dividida en nueve capítulos a lo largo de 138 páginas y los demás trabajos de ese volumen del Boletín también fueron los presentados en el aludido congreso de 19163. Partes de ella fueron reproducidas en la revista Archivos de Oftalmología de Buenos Aires (1988, vol. 63, nos. 1-2, p. iii-xii; 1988, vol. 63, no. 3, p. v-xii; 1989, vol. 65, nos. 1-2, p. iv-x). En la edición de 1915-1918 de la obra del Dr. Hirschberg, en el apartado sobre Argentina, el autor sólo menciona escuetamente a
las Universidades de Buenos Aires (figura como creada en 1621, en lugar de 1821), Córdoba y La Plata, los títulos del Dr. Lagleyze, a algunos integrantes de su servicio, además de detallar los índices de los volúmenes I y II del Boletín de la Sociedad de Oftalmología de Buenos Aires4.
En el segundo capítulo, titulado “La oftalmología antes de la fundación de la Cátedra: la oftalmía de la Casa de Expósitos y asilo de Huérfanos”5, el Dr. Argañaraz expresa que antes de 1870 no había entre nosotros médicos especialistas en oftalmología sino que los médicos y cirujanos generales trataban las enfermedades oculares y practicaban operaciones de catarata e iridectomías. Como ejemplo de ello menciona, entre otros, al Dr. Manuel Augusto Montes de Oca. Los decanos de la oftamología argentina como
especialidad autónoma fueron el Dr. Cleto Aguirre, primer profesor titular de la flamante Cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina de Buenos Aires (1875), y el Dr. Pedro F. Roberts, primer profesor suplente (1876; hoy en día denominados profesores adjuntos).
A continuación menciona que llegaban a nuestro país numerosos médicos más o menos especializados en clínica y cirugía ocular, que ejercían la profesión en forma itinerante entre la Capital y las provincias. El Dr. Argañaraz atribuye al Dr. Wernicke (seguramente Otto), la versión de que el primer especialista en oftalmología que llegó a nuestro país fue el Dr. Squier Littell, un médico norteamericano graduado en Pensilvania en 1824, que arribó a Buenos Aires en 1825 y ejerció la profesión con poco éxito económico, por lo que decidió regresar a los Estados Unidos al año siguiente. Una vez allí —continúa— fue médico durante 30 años en el Wills Eye Hospital (WEH) de Filadelfia. Esta versión del Dr. Wernicke ha sido reproducida por numerosos trabajos
históricos6-10 sin el respaldo documental que la acreditara hasta el presente. Con el fin de comprobar fehacientemente el paso del Dr. Littell por nuestra ciudad y su ejercicio profesional, realizamos una profunda investigación biográfica y documental en nuestro país y en los Estados Unidos.
Materiales y métodos
Se realizó una extensa revisión de la bibliografía histórica argentina y extranjera (libros, revistas, tesis, folletos y actas), una investigación sobre documentos históricos originales (actas, registros oficiales de los gobiernos nacional, provincial y universitarios) así como en periódicos de la época: La Gaceta Mercantil y El Argos de Buenos Aires.
Resultados
Como punto de partida, su viaje a Buenos Aires consta en varias publicaciones norteamericanas —biográficas10, de
la historia de la cirugía general11 y de la oftalmología13— así como en la historia del propio WEH de Filadelfia14.
El mejor biógrafo del Dr. Squire Littell (Jr.) fue su yerno14, también médico del WEH, quien en 1887 redactó la más detallada historia de su vida para ser leída en su memoria en el Colegio de Médicos de Filadelfia15. No siendo el propósito del presente trabajo reproducirla íntegramente, la tomaremos como guía y aportaremos datos inéditos sobre su pasaje por Buenos Aires. El Dr. Littell, cuyos ancestros ingleses fueron de los primeros emigrantes a los Estados Unidos (año 1630), nació el 3 de diciembre de 1803
en la ciudad de Burlington, New Jersey, siendo el menor de tres hermanos. Sus padres, Stephen y Susan, murieron cuando era niño, por lo cual en 1815 fue adoptado por su tío, el Dr. Squier Littell (Sr.), en cuyo honor había recibido su nombre, del condado de Butler (Ohio, considerado entonces el “Lejano Oeste”). Allí recibió su educación primaria, secundaria y aprendió medicina trabajando en el consultorio de su tío —que también era juez— alternando este trabajo con las labores de la granja. En 1821 se trasladó
a Filadelfia donde trabajó en un consultorio médico y se graduó en la Universidad de Pensilvania en 1824, con una tesis muy elogiada sobre “La inflamación”. Su mayor ambición era enseñar anatomía, pero una “vacilación en el habla” lo convenció de que no descollaría como disertante. Estableció allí su propio consultorio, pero éste no prosperó.
Decidió entonces presentarse como candidato a cirujano de la Marina. En esa circunstancia recibió una carta de uno de sus hermanos, quien planeaba establecer una agencia mercantil en Buenos Aires y deseaba que lo acompañase, hecho que le hizo desistir de la Marina, pero el proyecto comercial tampoco se concretó. No obstante, pareciera ser que se le prometió un puesto de médico en Buenos Aires, por lo cual se embarcó hacia estas tierras en junio de 1825, al año siguiente de haberse recibido.
Una revisión cuidadosa en el Archivo General de la Nación nos permitió hallar su nombre en la lista de pasajeros llegados al puerto de Buenos Aires el 22 de agosto de 182516. Allí figura como “Mr. Squier Littell”, de profesión “com” (comerciante), origen: E. Unidos, procedente de: Montevideo (fig. 1).
El Dr. Hall afirma que al llegar a Buenos Aires, el Dr. Littell se enteró de que el puesto que se le había prometido ya había sido cubierto por otro médico de Nueva York hacía seis meses. Asimismo, todas las biografías (siguiendo a la de Hall) subrayan que el Dr. Littell revalidó su título al aprobar un examen ante la “Academia Nacional de Medicina” de Buenos Aires, “resultándole esta prueba tan difícil, que le hizo valorar el alto nivel de conocimientos y habilidad de los médicos locales”. Al respecto, es importante aclarar las diferencias y por ende, la confusión, entre el “Tribunal de Medicina” y la “Academia Nacional de Medicina”. Ambos
fueron creados por el decreto llamado “Arreglo en la Medicina” —de 90 artículos— dictado por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, general Martín Rodríguez, y su Ministro secretario, el Dr. Bernardino Rivadavia17. Este decreto puso fin al “Tribunal del Protomedicato” de origen colonial, reemplazándolo por el llamado Tribunal de Medicina18, al que se le asignaba la tarea de evaluar la idoneidad, emitir los títulos habilitantes para ejercer la medicina y combatir el ejercicio ilegal de la misma (artículos 1 al
21). El artículo 96 creaba la Academia de Medicina (considerado el primero de sus cinco períodos institucionales), de la que debían formar parte “todos los profesores de cualquiera de los ramos del arte de curar, de los de la historia natural, y de las ciencias físicas en general”. En agosto de 1823 pasó a llamarse “Academia de Medicina y Ciencias Naturales”19, destinada al fomento de especulaciones puramente médicas19 y que debía incluir, además, estudios de la flora, geología y zoología21. En su reglamento no se
especifica ninguna función examinadora o de contralor del ejercicio profesional. Sí se reunía mensualmente en la sala o recinto del Tribunal de Medicina dentro de la Universidad, contigua a la Iglesia de San Ignacio —en la hoy denominada Manzana de las Luces— y alguno de sus integrantes también formaban parte del Tribunal. Tuvo una vida efímera de tres años hasta que se disolvió a fines de 1824, el año anterior al arribo del médico estadounidense.
Aclarada esta confusión de nombres y competencias en las biografías, se concluye que el Dr. Littell debió rendir.
El Dr. Hall afirma que al llegar a Buenos Aires, el Dr. Littell se enteró de que el puesto que se le había prometido ya había sido cubierto por otro médico de Nueva York hacía seis meses. Asimismo, todas las biografías (siguiendo a la de Hall) subrayan que el Dr. Littell revalidó su título al aprobar un examen ante la “Academia Nacional de Medicina” de Buenos Aires, “resultándole esta prueba tan difícil, que le hizo valorar el alto nivel de conocimientos y habilidad de los médicos locales”. Al respecto, es importante aclarar las diferencias y por ende, la confusión, entre el “Tribunal de Medicina” y la “Academia Nacional de Medicina”. Ambos
fueron creados por el decreto llamado “Arreglo en la Medicina” —de 90 artículos— dictado por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, general Martín Rodríguez, y su Ministro secretario, el Dr. Bernardino Rivadavia17. Este decreto puso fin al “Tribunal del Protomedicato” de origen colonial, reemplazándolo por el llamado Tribunal de Medicina18, al que se le asignaba la tarea de evaluar la idoneidad, emitir los títulos habilitantes para ejercer la medicina y combatir el ejercicio ilegal de la misma (artículos 1 al
21). El artículo 96 creaba la Academia de Medicina (considerado el primero de sus cinco períodos institucionales), de la que debían formar parte “todos los profesores de cualquiera de los ramos del arte de curar, de los de la historia natural, y de las ciencias físicas en general”. En agosto de 1823 pasó a llamarse “Academia de Medicina y Ciencias Naturales”19, destinada al fomento de especulaciones puramente médicas19 y que debía incluir, además, estudios de la flora, geología y zoología21. En su reglamento no se
especifica ninguna función examinadora o de contralor del ejercicio profesional. Sí se reunía mensualmente en la sala o recinto del Tribunal de Medicina dentro de la Universidad, contigua a la Iglesia de San Ignacio —en la hoy denominada Manzana de las Luces— y alguno de sus integrantes también formaban parte del Tribunal. Tuvo una vida efímera de tres años hasta que se disolvió a fines de 1824, el año anterior al arribo del médico estadounidense. Aclarada esta confusión de nombres y competencias en las biografías, se concluye que el Dr. Littell debió rendir su examen ante el Tribunal de Medicina de Buenos Aires. El “Libro de Acuerdos” de dicho Tribunal se encuentra atesorado en el Archivo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires22. En dicho libro se asentaron las actas de los exámenes tomados a médicos locales y extranjeros. No he hallado acta alguna del examen del
Dr. Littell en el período que comprende dicho protocolo. Tampoco la he encontrado en el legajo de documentos del Tribunal de Medicina23 en el Archivo General de la Nación (AGN), aunque en ambos instrumentos gubernamentales se asienta una importante decisión: el 2 de enero de 1826 el Tribunal resuelve no tomar más exámenes de medicina por medio de intérpretes a extranjeros que no hablen el idioma del país. El Dr. Manuel Moreno (médico graduado en la Universidad de Maryland, hermano de Mariano Moreno), miembro de dicho Tribunal, oficiaba frecuentemente de intérprete de los médicos extranjeros, por ejemplo, del Dr. Jacobo Hunter, el 19 de agosto de 1825. El 19 de noviembre de 1825 revalidó su título el Dr. James o Jaime M’Donell (sic), de Londres. Se dice que el Dr. Littell estuvo 4 meses en Buenos Aires (¿hasta enero?) aduciendo poco rédito económico en la profesión. No existen en el AGN listas de salidas de pasajeros del puerto de Buenos Aires que permitan determinar su fecha de partida.
A pesar de lo infructuoso de la búsqueda aludida, una investigación en los ejemplares microfilmados del periódico La Gaceta Mercantil24 de 1825 me permitió encontrar dos avisos colocados por el Dr. Littell. El jueves 20 de octubre de 1825, reza: “Aviso: Sr. Littell, Doctor en Medicina y residente en esta ciudad, de un tiempo á esta parte, ofrece respetuosamente a los habitantes de la misma, sus servicios profesionales. Vive en la calle de Potosí Nº 175” (fig. 2) [aclaración: Potosí, hoy calle Alsina probablemente
entre Perú y Chacabuco]. El 25 de setiembre aparece en el periódico El Argos de Buenos Aires25 un artículo con la lista de médicos, cirujanos y farmacéuticos aprobados recientemente por el Tribunal de Medicina (la mayoría extranjeros, que coinciden con los del libro de Acuerdos arriba mencionado), advirtiendo a la población sobre la “multitud de empíricos” no revalidados “que siempre se introducen en estas profesiones”. El lunes 31 de octubre de 1825 el Dr. Littell coloca su segundo y último aviso en La Gaceta
Mercantil: “El Sr. Littell, Dr. en Medicina, ha pasado a vivir en la Calle de Veinticinco de Mayo Nº 61” (fig. 3)24.
Sin perjuicio de que otro investigador pueda en el futuro encontrar documentos sobre la reválida, el Dr. Ricardo González Leandri explica que dentro de los “curadores irregulares” (denominados también “empíricos”, como los apoda el artículo del Argos de Buenos Aires) se encontraban los llamados “inteligentes”, un subgrupo que podía incluir a “médicos extranjeros que consideraban más eficaz para su carrera evitar los avatares propios de la convalidación de su título —su coste, el manejo del idioma—”26. El convalidado
Dr. James M’Donnell, mencionado arriba, publica su aviso en La Gaceta Mercantil el 9 de diciembre de 1825, poniendo énfasis en que comienza a ejercer “con autoridad del Tribunal de Medicina”. Al Dr. Litell tampoco lo cita la investigadora Lilia Zenequelli en su extensa lista de médicos enumerados por año, confeccionada en base a decretos, nombramientos, licencias, reválidas o bibliografías27.
De lo detallado precedentemente, no he hallado pruebas documentales de que el Dr. Squier Littell Jr. haya revalidado su título de médico ante el Tribunal de Medicina de Buenos Aires. Ciertamente las hay de que ejerció la medicina en nuestra ciudad o al menos lo intentó. Realicé una consulta a la Biblioteca del WEH para saber si en los archivos de dicha institución se conservaba alguna documentación original del Dr. Littell referida a su paso por Buenos Aires. La respuesta fue que el hospital no posee ninguna28.
Se me proporcionó muy generosamente y con una celeridad encomiable, una copia de la biografía publicada en el libro de la Historia del Wills Eye Hospital14.
Dejó Buenos Aires por barco e intentó mejor suerte en Valparaíso, Lima y por último en Guayaquil, donde manifestó haber tenido más éxito, pero que “el clima extremadamente enervante, el lugar malsano y la vida precaria” luego de algunos meses le hicieron decidir regresar —a través de Cartagena y Panamá— a los Estados Unidos15. Su yerno puntualiza que se recuperó paulatinamente de una personalidad caracterizada por la timidez. Nuevamente en Filadelfia estableció su consultorio, se casó con Mary Emlen y tuvo dos hijos —un varón y una niña—, enviudando al poco tiempo. Esto acrecentó su natural melancolía. Desempeñó una actividad prominente en la Iglesia Episcopal y desarrolló una intensa labor literaria colaborando con sus dos hermanos mayores, Eliakim y John Stockton (“John S.”), ambos editores en Boston y Filadelfia.
Su práctica profesional en Filadelfia la desempeñó durante largo tiempo en la medicina general14; de hecho, él mismo nunca se definió como especialista en oftalmología13. Pero fue adquiriendo una destreza en la cirugía ocular por la cual en 1834, cuando se organizó el WEH (en esa época llamado Wills Hospital for the Blind and Lame, es decir, Hospital Wills para los Ciegos y Discapacitados), fue designado como uno de los tres primeros y famosos cirujanos del mismo (fig. 4)29 junto a los doctores Isaac Parish, Isaac
Hayes y George Fox. Fue cirujano concurrente entre 1834 y 1864 —año en que renunció— y luego nombrado cirujano emérito desde 1864 hasta el 4 de julio de 1886, año en que falleció a los 83 años, padeciendo de una severa coroidopatía, en el balneario de Bay Head (New Jersey).
Publicó cerca de veinte trabajos científicos sobre medicina general (sólo tres de oftalmología) y uno de los primeros libros de oftalmología editados en los Estados Unidos, muy alabado: A manual of the diseases of the eye (1837, 1ª ed.)30. Para mayores detalles de su vida, el lector puede recurrir a las biografías completas que hemos citado al final del presente trabajo.
Figura 1. Pasajeros arribados al puerto de Buenos Aires. La flecha indica el nombre de Mr. Squier Littell (22 de agosto de 1825).
Figura 2. Aviso en La Gaceta Mercantil (20 de octubre de 1825).
Figura 3. Aviso en La Gaceta Mercantil (31 de octubre de 1825).
Figura 4. Retrato del Dr. Littell en Geschichte der Augenheilkunde29.
Conclusiones
He comprobado que el Dr. Squire Littell Jr. efectivamente estuvo y ejerció la medicina brevemente en Buenos Aires en 1825, hallando sus domicilios precisos. No he podido verificar que, tal como lo citan sus biografías, haya revalidado su título aquí ante el Tribunal de Medicina de Buenos Aires. Queda abierta la posibilidad de que otro investigador encuentre la prueba. De acuerdo con sus propias afirmaciones, hasta el fin de su carrera no se consideraba a sí mismo como un especialista, sino como un médico general
que atendía también las enfermedades oculares, tal como lo hacían los médicos de Buenos Aires en la época de su visita. La inclinación hacia la oftalmología la adquirió mucho después de haber regresado a los Estados Unidos y por ello planteo la hipótesis de que su posterior fama como especialista en las enfermedades oculares de una tan prestigiosa institución, el WEH, pudo haber dado origen a la versión del Dr. Wernicke. En suma, hasta hoy no sabemos quién habrá sido el primer médico exclusivamente oftalmólogo
que llegó a Buenos Aires antes que él o a posteriori.
Agradecimientos
- Dr. Horacio González, director, Biblioteca Nacional, Buenos Aires.
- Profesor emérito Dr. Alfredo Buzzi, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
- Lic. María Teresa Di Vietro, directora, Biblioteca Central de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
- Sra. María Rosa Saracino, referencista, Biblioteca Central de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
- Sr. Ariel O. Najtuas, jefe del Archivo de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
- Sra. Claudia M. Varela, Archivo de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
- Archivo General de la Nación, Buenos Aires.
- Lic. Jorge Martins, responsable de la Biblioteca del Consejo Argentino de Oftalmología.
- Lic. María de las Mercedes Di Stéfano, subdirectora, Biblioteca de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires.
- Ms. Gloria Parker, library manager, Wills Eye Hospital Medical Library, Filadelfia, Estados Unidos.
- Library of the New York Academy of Medicine, Nueva York, Estados Unidos.
Referencias
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- Boletín de la Sociedad de Oftalmología de Buenos Aires, año 4, nº 4, enero de 1917, p. 235-372.
- Ophthalmic literature. Edward Jackson (ed.), July 1917, Book notices: 17.
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- Op. cit. Boletín de la..... año 1, nº 1, 1917: 252.
- Roveda JM. Nuestra oftalmología. La Semana Médica 1968: 194-198.
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- Landaburu A. Historia de la oftalmología argentina. La Semana Médica 1968: 199-201.
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